Menuda aventura de tarta! Hacerla, embalarla, llevarla a casi 300 kilómetros y acabar los últimos detalles cinco minutos antes de mostrarla nos quitó el sueño un par de días, sinceramente. El resultado una tarta de boda muy especial y hecha con mucho cariño. No falta nadie ni nada. Félix, Mari, Ayla y hasta el descapotable. Enhorabuena familia!
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